miércoles, 28 de noviembre de 2012

La ignorancia se perdona, la falta de compasión no.




Cuando  varios países de África  se prestan a intensificar la criminalidad de las relaciones homosexuales,  en una presentación de la cadena CNN el   famoso evangelista Rick Warren en lugar de  crítica  ofrece  una muy pobre racionalización para esta clase de atrocidades del siglo XXI.
Entre las  barbaridades que esta gente nos tiene acostumbrados a  escuchar, Warren  dijo que actuar conforme a las atracciones homosexuales no es diferente de  pegarle una trompada en la nariz a alguien que no nos cae bien.   Según el evangelista  las conductas homosexuales   responden a los sentimientos y los sentimientos no siempre son buenos,  y  las compara con el sentimiento que uno puede tener de pegarle a una persona que le resulta antipática, pero que se reprime porque eso  está mal.  De igual modo las personas homosexuales deben reprimir y anular (?) sus atracciones hacia las personas del mismo sexo.
¿Puede entenderse semejante ignorancia por no decir semejante barbaridad?  Claro que no… ni siquiera merece una explicación.  Lo cierto es que estas personas no pueden diferenciar una cosa de otra, no pueden comprender el significado de la sexualidad, ni  su  centralidad en la vida de las personas, tampoco  la necesidad natural de compañerismo e intimación que surgen como resultado de la atracción sexual que los cristianos creemos fue puesta por Dios para romper con la soledad aún antes que para la procreación.  (“no es bueno que el ser humano esté solo” vino primero)
Aun admitiendo la tremenda ignorancia,  lo verdaderamente inadmisible es la falta de compasión, la incapacidad para entender las necesidades humanas y  ponerse en el lugar del otro.  Eso es imperdonable.


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